viernes, 25 de junio de 2010

Copito de Nieve


Como hoy es puente, pero hay que currar, la cosa está tranquila y me da tiempo a dar un vistazo virtual a ciertos lugares que hacia tiempo no frecuentaba. Y me encuentro en un blog una pregunta que capta mi atención. Solo pondré el primer parrafo pues los siguientes escapan a mi entendimiento.

¿Es el umbral de nuestros desórdenes la “pertenencia de singularidad” en cada uno de nosotros?

Pasmada me quedo pues es de tan difícil, mas que difícil es que no la entiendo, respuesta esa pregunta que me quedo en blanco ante la pantalla. ¿Puede la singularidad tener pertenencia?...creo que no, en el sentido que yo entiendo la pertenencia. Quizá la pregunta correcta debería de ser : ¿ Es el umbral de nuestros desórdenes ser singulares?.

No se puede pertenecer a algo de forma singular cuando ese algo es plural, y la pertenencia lo es. Ser singular, me refiero a los seres humanos (también vale para el resto del reino animal, vegetal y mineral) es tener una particularidad, una distinción, una separación de lo común; "algo" en definitiva que nos hace diferentes a cualquier otro. (Visto así casi todo sería singular...pero no, pues hay unas constantes o reglas y el no poseerlas es lo que nos hace singulares. Por ejemplo el famoso mono de arriba).

Y la pertenencia qué es?. Veamos que nos dicen: "El sentido de pertenencia significa arraigo a algo que se considera importante, como las personas, cosas, grupos, organizaciones o instituciones, que contribuye a alejar o atenuar la soledad, que hoy afecta a los grandes conglomerados humanos, promoviendo insensibilidad, egoísmo, desconfianza, y un sentimiento progresivo de inseguridad y… desamparo."

La singularidad es una característica personal e intransferible, quizá algún rasgo de nuestros genes puede irse perpetuando en el tiempo, es decir algo que nos pertenece pero no crea pertenencia per se.

La pertenencia es el sentimiento de arraigo hacia cosas que nos son afines tanto culturalmente como ideológicamente. Y eso es algo que se elige.

De todas maneras tengo que reflexionar un poco mas sobre eso de las "pertenencias" y las "singularidades".

He tenido el fin de semana para reflexionar, entre otras cosas como estar con l@s amig@s que han venido, cuidar de quien tengo que cuidar y demás menesteres propios de mi singular vida. Y pienso que la utilización, mejor dicho la mala utilización de las palabras, sean adjetivos o nombres, el juntarlas de forma mas o menos artística para que mal suenen o creen confusión, es un ejercicio de divismo cuando esa utilización se hace de forma a querer dar un barniz intelectualoide a nuestras intervenciones.
Las palabras, ese montón de letras que juntamos y desjuntamos, son como los números y las notas musicales. Tienen infinitas combinaciones...pero igual nos puede salir una obra maestra como una pifia descomunal; una canción melodiosa o un ruido espantoso; un cúmulo de garabatos que no los entiende ni el/la mismo que los creo.

Para resumir: yo soy singular, tengo singularidad. Pertenezco a la raza humana, tengo pertenencias terrenales (eso no es nada y a veces es todo) fuera de lo común. Pero no tengo pertenencia de singularidad. Ahí radica el meollo de la cuestión: en la manera de emplear las palabras.

Por supuesto siempre habrá gente que le guste mas lo disonante que lo sonante y viceversa... pero eso también forma parte de la singularidad de cada cual y de cada quien.

No hay comentarios: