miércoles, 10 de diciembre de 2008

Praga, un puente singular.

¿ A quien se le ocurriría ponerle una cruz en toda la testa al pobre ciervo?.



En el interior de la hornacina de la foto inferior se pueden ver estos prisioneros o son quizá almas en pena atrapados en el fuego del infierno...?

Una banda de música, se pueden encontrar en cualquier rincón de la ciudad pero es aqui en el puente donde su presencia es mas habitual.


Si hay un paisaje de Praga que dificilmente se puede borrar de la retina, ese es el puente de acceso ala Ciudad Vieja con su galería de estatuas. A ambos lados del puente se ubican treinta estatuas, casi todas de estilo barroco completadas a finales del XIX con algunas obras neogóticas, el conjunto es admirado por cientos de viajeros que pasan a diario ante ellas.

La estatua mas antigua es la de San Juan Nepomuceno del año 1683. Sin embargo la mas hermosa (según una guía de la ciudad), contra gustos no hay nada que decir, es la de Santa Luigarda de 1710, del celebre escultor Matías Bernard Braun, autor de la mayor parte de las esculturas del puente. Lamentablemente la polución y la climatología han hecho un trabajo solapado pero muy visible; las estatuas necesitan urgentemente una limpieza para recobrar su esplendor. Lo que me chocó en algunas de ellas fue que se habían pintado de dorado algunos elementos de las mismas y ello produce una extraña sensación... pero no hay duda alguna que el paseo por el puente al atardecer, esa hora en que la luz matiza las piedras y enriquece los lugares, es una agradable tarea. La vista del conjunto es muy hermosa y si es uno de los días en que algu bananda de jazz callejeras anda por allí ...el resultado es sorprendente.

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