Es en Soria donde Antonio Machado conoció a la que sería su esposa, Leonor Izquierdo. No se muy bien que pensar de esta relación vista su poesía de aquel momento y la posterior con Guiomar de fondo...pero lo cierto es que amaba a su mujer. Amaba la tierra, amaba el río...amaba, por encima de todo, a la vida.
El año pasado se cumplió el centenario de su llegada a dicha ciudad. Allí se han celebrado distintos actos. No conocía yo la ciudad, y la verdad es que me ha gustado; me gustan las pequeñas ciudades, cargadas de historia, de pasado ... pero llenas de vida. El río conserva su reflejo de antaño, que no por visto es menos sentido. En la poesía de Machado conocí ese río, y lo he reconocido gracias a ella.
Paisajes invernales, de desnudos arboles, de limpido cielo, de pura y fría atmósfera. Cielo tachonado de estrellas, Luna que se refleja en las quietas aguas...Soria es sin duda un hermoso lugar.
Yo voy soñando...
Antonio Machado
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".
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