martes, 11 de marzo de 2008

La imagen especular


Siempre me asombra donde nos puede llevar la asociación de ideas. Se lee una cosa que parece nimia, se ve algo que nos llama la atención...una cosa lleva a otra y a otra y al final me encuentro mirándome las arrugas en el espejo. Bueno, si solo fueran las arrugas, una se pone las gafas de ver de cerca y la imagen que me devuelve el espejo no es muy de mi agrado...mejor me las quito. Bromas aparte, la imagen especular que vemos en el espejo no deja de ser una falsa imagen de nosotros mismos, al fin y al cabo esa imagen es la que nosotros mismos tenemos de nosotros; los otros, es decir las demás personas que nos ven tiene la imagen real nuestra...que al fin y al cabo no es reflejo de nada.

He rebuscado en mi memoria y ella me ha llevado a mis libros y mis libros me han dado una respuesta, fijaros que digo una. El psicoanálisis cobró un fuerte empuje con las teorías de Freud, adorado por sus seguidores, demonizado por sus detractores...pero todos de acuerdo en que hay un antes y un después de dichas teorías. Es en la infancia donde se forman las personas, y en esa formación tiene mucho que ver el espejo y esa imagen especular, reflejo opuesto de nosotros mismos.

Es Lacan en los años 60 del siglo pasado que hace una interesante revisión de las teorías de Freud, y es a su: El estadio del Espejo, donde me ha llevado mi divagación.

Un infante preso aun de la inmovilidad ve su reflejo en un espejo, primero son solo partes de él mismo, es decir de su yo, para mas tarde ver el conjunto de su imagen que se transforma en el otro. No hay conciencia de que ambos son lo mismo y deja esa imagen extraña impresa en su ego naciente. Posteriormente es en la figura familiar de la madre en la que se fija, y es hacia ella que van proyectados sus deseos y la satisfacción de los mismos; aun no se es capaz de discernir la diferencia entre las dos imagenes, una propia y otra ajena. Cuando las necesidades o deseos son satisfechos por la imagen materna, se piensa que la imagen especular, ese otro aun sin identificar con el yo, hará lo mismo es decir satisfacer también esos deseos: el deseo se transmite a través del otro.

Eso nos llevaría a ver en el yo una estructura narcisista; ese yo que ha quedado atrapado en esa imagen especular que no parte de él sino que es puesta a partir de su relación con el otro, pero que el sujeto mismo no distingue de la imagen misma.

Señor...!!! voy a ponerme otra vez las gafas y mirar con mas atención mi imagen especular, no sea cosa que tenga algún deseo insatisfecho en mi infancia o tenga algún complejo extraño. Creo que prefiero mis arrugas y mis pecas...

Leonardo da Vinci era maestro de maestros, mente fertil, artista incomparable. Era zurdo, y cuando escribía lo hacía de una manera muy especial, de derecha a izquierda y de forma invertida, es decir tenía que utilizar un espejo para poder leer sus propios escritos; era capaz de crear una imagen especular sin espejo...sencillamente genial.

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